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Universitat Autònoma de Barcelona

Drones para la restauración ecológica de explotaciones mineras a cielo abierto

15 jul 2020
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El CREAF ha elaborado un nuevo protocolo para la Generalitat de Cataluña para utilizar drones en el seguimiento de restauración ecológica de las actividades extractivas y en el que ha colaborado el grupo de investigación GRUMETS (UAB-CREAF). El nuevo protocolo agilizará y abaratará mucho el proceso, a la vez que se obtendrán datos de calidad y objetivos.
Drons per restaurar explotacions mineres
Drones sobrevolando una zona restaurada con un bosque joven. Foto: CREAF y Exodronics

El CREAF y la Generalitat de Cataluña han presentado una nueva metodología que, mediante el uso de drones, ha de revolucionar el seguimiento de la restauración ecológica de las explotaciones mineras a cielo abierto. El protocolo, presentado por el investigador del CREAF Vicenç Carabassa, permite hacer un seguimiento detallado tanto del proyecto de rehabilitación de la zona explotada, como del propio proceso de explotación.

“Es un win-win donde  ganan todas las partes, empresa privada, administración pública, y en definitiva la sociedad en general”, explica el investigador. Por su parte, la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Mercè Rius, ha manifestado que “este protocolo innovador nos tiene que ayudar a las empresas y a la administración a mejorar el seguimiento de las restauraciones de las actividades extractivas, a agilizar la inspección y tiene que contribuir a una mejora del medio y un incremento de la biodiversidad”.

El protocolo se ha hecho en colaboración con numerosas entidades, públicas y privadas, incluidas empresas fabricantes de drones. En este sentido, personal de investigación implicado en el proyecto ha podido testar diferentes modelos de drones, entre los cuales uno diseñado y fabricado por la empresa catalana CATUAV, con la colaboración de Exodronics. Este aparato, con un vuelo rápido parecido al de un avión, ha permitido sobrevolar minas a cielo abierto de grandes dimensiones en menos de una hora, un procedimiento que a pie se tendría que hacer en días.

También ha participado en las pruebas piloto el Cuerpo de Agentes Rurales, mediante la realización de vuelos a través de la Unidad RPAS, del Servicio de Apoyo Aéreo. Así mismo, otros centros de investigación, como la UAB, a través del grupo de investigación GRUMETES, o el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), han sido actores importantes para desarrollar o testar partes de la propuesta presentada.

Un proceso más ágil y barato

La legislación vigente obliga a inspeccionar anualmente los trabajos de restauración desarrollados en cada actividad extractiva. El nuevo protocolo puede agilizar y abaratar mucho este proceso, porque los drones pueden sobrevolar las minas rápidamente, obteniendo datos de calidad y objetivos. En este sentido, permiten obtener, por ejemplo, una topografía de muy alta precisión y evitar hacer el trabajo desde el suelo, tal como se hace con los sistemas clásicos.

Además, gracias al uso de sensores y cámaras, los drones pueden hacer más de una acción a la vez. Así pues, esta tecnología permite obtener imágenes aéreas de mucho detalle y construir mapas de cubiertas para ver cómo se regenera la vegetación de las zonas restauradas. De hecho, con la tecnología que se ha testado durante la elaboración del protocolo se han podido construir imágenes en las que se podían diferenciar, incluso, las especies de árboles que crecían cubriendo la zona recuperada.

También son útiles para hacer un seguimiento del polvo que genera la explotación, que puede llegar a zonas de bosques o habitadas, o para controlar los episodios de erosión, que pueden dificultar la recuperación del terreno que se quiere recuperar.

El protocolo lo ha elaborado el CREAF en respuesta a una petición de la Generalitat, que quería hacer el proceso más eficiente. Se ha testado en explotaciones con diferentes climatologías y problemáticas, que han podido demostrar el amplio abanico de escenarios en los que los drones pueden ayudar.

Solo en Cataluña hay más de 400 actividades extractivas activas, a las que hay que sumar unas 500 que están pendientes de restauración. En total hay una superficie autorizada para explotar o ya explotada  de más de 11.000 hectáreas, de las cuales se calcula que un 43% ha sido devuelta a su estado natural anterior, que ha pasado por un proceso de restauración ecológica.

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