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Universitat Autònoma de Barcelona

La UAB apuesta por los refugios climáticos naturalizados

19 jul 2023
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Para afrontar las temperaturas extremas asociadas al cambio climático, la UAB apuesta por los refugios climáticos naturalizados. Se han plantado 150 árboles, 81 de los cuales han servido para crear dos nuevos refugios climáticos en el campus (ubicados en zonas que antes estaban asfaltadas o pendientes de urbanizar, creando espacios más naturalizados que ofrecerán sombra en las épocas de mayor incidencia solar). Los nuevos refugios climáticos se han situado en la plaza del Conocimiento y en la plaza de la Ingeniería.

RefugiClimaticEspaiSIS

Además de mejorar el confort térmico, los refugios climáticos naturalizados se convierten en lugares de encuentro y de relación entre las personas que forman parte de la comunidad universitaria.

El campus de Bellaterra de la UAB tiene una extensión aproximada de 260 hectáreas, donde se encuentran un total de 4.000 árboles sólo en las zonas verdes (sin contar los que se encuentran en el espacio agroforestal del campus), de más de 90 especies y subespecies diferentes, donde predominan los pinos blancos, almeces, chopos y pinos piñoneros. Es un espacio por el que a diario se mueven cerca de 50.000 personas.

En los últimos años la UAB ha ido introduciendo un cambio de modelo en la gestión del campus, con prácticas más respetuosas con el árbol y el medio, favoreciendo un proceso de renaturalización del espacio. Más recientemente, y a raíz del confinamiento derivado de la pandemia de la covid, seguida de varios episodios climatológicos extremos que se produjeron en Cataluña, se está produciendo un cambio de mirada y de hábitos de la sociedad, en general, y de la de comunidad universitaria, en particular. Ello se traduce en una mayor demanda de espacios relacionales en el exterior adaptados a las nuevas circunstancias climatológicas. Es por ello que la UAB apuesta por los refugios climáticos.

El objetivo de un refugio climático es proporcionar confort térmico en episodios de temperaturas extremas, protegiendo del calor y, eventualmente, del frío. Pueden ser tanto espacios exteriores como espacios interiores climatizados, si bien es cierto que la coherencia con el objetivo climático de reducir la huella de carbono orienta a la UAB hacia las soluciones basadas en la naturaleza.

En el caso de los espacios exteriores, los refugios se asocian a minimizar los efectos de las oleadas de calor sobre las personas, a través de los elementos de vegetación y arbolado, así como de la presencia de puntos de agua y toldos, entre otras alternativas bajas en el consumo de energía y recursos.

Por eso la UAB está creando nuevos espacios como futuros refugios climáticos ganados al asfalto. Por un lado, el refugio climático de la plaza del Conocimiento, con la plantación de 45 tilos a lo largo de un paseo de 135 m que cruza la plaza, y por otro lado, el refugio climático la plaza de la Ingeniería, que ha transformado una zona de 1.300 m2 usada hasta ahora como aparcamiento, donde se han plantado 36 castaños de Indias y una arbustiva trepadora, el jazmín de estrella. También se han añadido mesas en medio de los árboles.

Además de mejorar el confort térmico, estos nuevos lugares se convierten en lugares de encuentro y relación entre las personas que forman parte de la comunidad universitaria, a la vez que también tienen el potencial de convertirse en lugares donde desarrollar proyectos de innovación docente aire libre.

En este sentido, el Espai SiS sería un ejemplo de espacio conquistado en el coche que ha modificado sustancialmente la avenida del Eje Central del campus y se ha convertido en un nuevo escenario para la interrelación de la comunidad universitaria, acercándola a lo que se podría considerar el eje verde configurado por la parte central de la riera.

Los componentes de un refugio climático

Entre las principales funciones de los árboles cabe destacar que pueden proporcionar sombra, humedecer el ambiente, retener elementos contaminantes en suspensión y reducir el ruido. Sin embargo, algunos árboles producen alimento y son fuente de materia prima, a la vez que pueden servir de refugio de animales, convertirse en elementos estéticos y decorativos o contribuir a favorecer el bienestar emocional de las personas.

A la hora de diseñar un espacio existente como refugio climático hay que considerar, entre otras cuestiones, su función principal, ya sea una calle que hay que sombrear para facilitar el paso de los peatones, una plaza de encuentro y estancia por ocio, relacionarse o estudiar, o sencillamente como complemento urbanístico de un paisaje más amable.

En cuanto a las especies que se plantan, además de la diversidad también deben considerarse aspectos como la capacidad de adaptación a la zona de plantación, la dimensión de la copa, las características de las hojas, la capacidad de arraigo en función del suelo o el potencial alérgeno, entre otros muchos aspectos.

Antecedentes de los refugios actuales

Además de la creación deliberada de nuevos espacios como refugios climáticos, hay que tener presente que a lo largo de los años la plantación de árboles en el campus de la UAB, muy especialmente en las zonas que rodean los edificios, han hecho la función de acogida y protección de las temperaturas extremas que ahora toman un especial protagonismo, por su asimilación a lo que entendemos por refugio climático.

Es el caso, por ejemplo, de los plataneros alrededor de la plaza del Conocimiento, la zona ajardinada entre los edificios B y C, el pinar delantero de Veterinaria o los alcornoques de cerca del Rectorado, entre otros lugares.

La UAB, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible

  • Energía asequible y no contaminante
  • Producción y consumo responsables
  • Ciudades y comunidades sostenibles
  • Agua limpia y saneamiento
  • Acción climática

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