Accede al contenido principal
Universitat Autònoma de Barcelona

La innovación social en la educación de 0 a 3 años, clave para la equidad y el bienestar

21 may 2025
null Bluesky Compartir por WhatsApp Compartir por e-mail

Investigadoras del IGOP-UAB y de la UB han presentado las principales conclusiones de un estudio comparativo en el que, junto con otros investigadores, han analizado el impacto de la innovación social en la educación y el cuidado de la primera infancia en varios contextos internacionales, entre ellos la ciudad de Barcelona. La presentación tuvo lugar en el Palacio Macaya en el acto «De Tokio a Barcelona», organizado por el IGOP-UAB y la Fundación” la Caixa”.

Un moment de la taula rodona de l'acte de l'IGOP-UAB fet al Palau Macaya
David Palomera, Laura Maestripieri (en el centro) y Maria Truñó durante la mesa redonda celebrada en la presentación del estudio.

El estudio se ha recogido en el libro Social Innovation and Welfare State Retrenchment. A Comparative Analysis of Early Childhood Education and Care in Europe and Beyond (Emerald Publishing), editado por Raquel Gallego y Lara Maestripieri, investigadoras del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la UAB (IGOP-UAB) y, respectivamente, del Departamento de Ciencia Política y Derecho Público y del Departamento de Sociología de la UAB, y Sheila González Motos, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona. El estudio ha contado con la participación del IGOP-UAB y ha sido financiado por la Fundación ”la Caixa”.

La obra examina cómo la innovación social puede contribuir a garantizar la equidad y la universalización de los servicios para niños de cero a tres años, un ámbito en el que la inversión social es clave para la igualdad de oportunidades y la reducción de desigualdades de género y educativas. El libro ofrece un diseño de investigación innovador que estudia el proceso de institucionalización de la innovación social en la educación y los cuidados de la primera infancia (ECEC) a través de siete casos en diferentes países de Europa y otros territorios.

Una de las principales conclusiones es que la innovación social se ha convertido en un elemento fundamental en la transformación del estado del bienestar. En cuatro de los siete casos analizados (Oslo, Sena-Saint-Denis, Venecia y Tokio), se demuestra que la institucionalización de la innovación social puede mejorar la integración y la accesibilidad de los servicios públicos de educación infantil. En los otros tres contextos (Portsmouth, Barcelona y Tel Aviv) se pone de manifiesto que la innovación social puede suplir las carencias del mercado y del Estado, cubriendo necesidades familiares en situaciones en las que la provisión pública es limitada. Aun así, en todos los casos, la regulación de la innovación social se erige clave para evitar sesgos socioeconómicos.

La innovación social en Barcelona: ¿equidad o diferencia?

En el acto se hizo una mesa redonda moderada por Lara Maestripieri que contó con la presencia de David Palomera, experto en sistemas de protección en niños de cero a tres años, y Maria Truñó, excomisionada de Educación en el Ayuntamiento de Barcelona y directora de la Alianza Educación 360. En el debate se plantearon cuestiones como las siguientes: ¿cuáles son los avances y los aspectos más innovadores en cuanto a los niños de cero a tres años en Cataluña?, ¿cuál tendría que ser el papel de la innovación social? y ¿qué propuestas políticas habría que incorporar?

Para Palomera, Cataluña arrastra «una década perdida», ya que los recortes de 2011-2019 frenaron la ventaja histórica del país, y hoy dejan en Barcelona «un 50 % de demanda no atendida en los centros públicos». Esta losa obliga, dice, a mirar con recelo la retórica de la innovación: «Hablar de innovación social a menudo esconde la carencia de iniciativa pública». Palomera destacó como principal avance la reducción de costes por medio de la tarificación y considera que la recuperación presupuestaria y los fondos Next Generation ofrecen una «ventana para institucionalizar y estructurar la financiación», pero alerta de que, si no se consolida, la gratuidad puede beneficiar sobre todo a quien ya tiene recursos.

Su hoja de ruta, con un fuerte liderazgo público acompañando la iniciativa social, combina dignificación laboral («muchos maestros de la privada opositan solo para sobrevivir») y la mejora de las ratios para poder actuar y conseguir un modelo de «ciudad cuidadora» que despliegue servicios flexibles para niños de entre cero y un año (centros cívicos, espacios de apoyo comunitario…), de forma que el aula sea «solo un punto de encuentro» dentro de un ecosistema de cuidados donde las madres vean reconocido su trabajo y que incluya a los hombres en el cuidado. A la vez, Palomera avisa de que la innovación comunitaria sin el Estado puede «impulsar disparidades territoriales», sobre todo en municipios con poca capacidad fiscal, y destaca la necesidad de reformular la financiación municipal y de recopilar datos e indicadores para valorar qué es bueno y qué no.

Por su parte, Maria Truñó destacó la idea de la primera infancia como inversión social y celebró que los niños de cero a tres años hayan escalado en la agenda institucional, pero advierte que la gratuidad «ha tapado la equidad: quien más lo necesita no siempre llega». Sostiene que universalizar solo tiene sentido si se hace con criterio de equidad, priorizando a niños vulnerables mediante tarificación social (incluyendo la alimentación) y la reserva de plazas coordinada con Servicios Sociales. Y no hay que olvidar la reivindicación por los permisos parentales. Su apuesta de innovación pública más sólida es la Red de Espacios Familiares de Crianza Municipal, que ha pasado de 10 a 27 equipamientos y actúa, según remarca, como «puerta de entrada en el sistema educativo» para familias (sobre todo migrantes) que rechazan delegar los cuidados en edades tan tempranas. Maria Truñó defiende, además, diversificar los servicios y tener las guarderías como pilares (horarios flexibles, madres de día reguladas, servicios en el hogar…), puesto que las familias cada vez son más desiguales y más diversas, y «seguimos pensando que las necesidades se pueden estandarizar». Finalmente, reclama una mirada interdepartamental en cuanto a los niños de cero a seis años.

En el acto se destacó la contribución fundamental que representa el estudio para entender cómo la interacción entre innovación social y política pública impacta en la equidad y el bienestar en economías capitalistas avanzadas. Los resultados, remarcaron las investigadoras, ponen en evidencia la necesidad de un marco político flexible que permita la incorporación de soluciones innovadoras en los servicios de educación infantil, garantizando la accesibilidad y la calidad para todas las familias.

El estudio llevado a cabo por las investigadoras del IGOP-UAB y de la UB, «Modelos de educación y cuidados de 0 a 3 años y participación en el mercado laboral: Estudio de la innovación social en la ciudad de Barcelona», fue financiado por el programa RecerCaixa, de la Fundación ”la Caixa”. Se puede consultar en el siguiente enlace: https://webs.uab.cat/primerainfancia/

Más información sobre el libro: https://igop.uab.cat/2024/12/04/ja-disponible-innovacio-social-i-reduccio-de-lestat-del-benestar/

Vídeo de la jornada: https://www.youtube.com/watch?v=57JPZiJXyq4

 

 

 

Dentro de