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Universitat Autònoma de Barcelona

Uno de cada cuatro españoles destina la mayor parte de sus ingresos a la vivienda 

14 jul 2025
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El 40 % de los arrendatarios españoles destina más del 30 % de sus ingresos a la vivienda, de modo que superan el umbral que marca que un hogar tiene una sobrecarga excesiva en este concepto.

Rehousin ICTA-UAB

Así lo revela un informe elaborado por el ICTA-UAB que analiza la creciente crisis de la vivienda en España y en ocho países europeos más. El estudio destaca que el aumento de los precios de la vivienda y su mala calidad están agravando las desigualdades estructurales en todo el país y alerta sobre el progresivo envejecimiento del parque inmobiliario en las zonas rurales.  

El informe nacional sobre desigualdades habitacionales en España elaborado por el ICTA-UAB señala que el porcentaje de ingresos destinado a la vivienda alcanza el 37 % en el caso de los arrendatarios del mercado libre. Como consecuencia, la pobreza energética afecta hasta al 28 % de los hogares españoles, una de las tasas más altas de la Unión Europea. 

El informe, que forma parte del proyecto europeo ReHousIn del ICTA-UAB, examina las condiciones de la vivienda y proporciona un análisis exhaustivo de cómo la asequibilidad, la calidad de la vivienda y las desigualdades regionales han evolucionado en España durante los últimos treinta años. Según las conclusiones, el hacinamiento y las malas condiciones de la vivienda, como la humedad, la contaminación acústica y la falta de luz natural, los experimentan de manera desproporcionada inmigrantes, familias de bajos ingresos y arrendatarios urbanos.  

Asimismo, el aumento de los alquileres turísticos de corta estancia está desplazando a los inquilinos de larga duración. Hasta el 40 % de los anuncios de alquiler en Barcelona son de temporada: contratos de entre uno y once meses que no ofrecen el control de los alquileres de larga estancia ni las protecciones a los inquilinos de la Ley de vivienda española. A esto se suman miles de propiedades con licencias de alquileres turísticos de corta estancia, es decir, de menos de un mes. La inversión extranjera, los alquileres a corto plazo y de temporada y la gentrificación impulsada por el turismo han disparado los precios de alquiler en centros urbanos como Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca y Málaga.  

«Estos números reflejan las luchas diarias de las familias, los jóvenes y los ancianos que están siendo empujados a los márgenes del mercado de la vivienda», dice el Dr. Austin Matheney, investigador del ICTA-UAB y autor principal del informe, y concluye que «la vivienda debería ser un derecho, no una carga». 

El aumento de las tasas de interés y la inflación han vuelto a aumentar los riesgos de deuda relacionados con la vivienda, especialmente para los hogares con hipotecas a tipo variable. En el año 2024 los impagos de hipotecas alcanzaron el 3,4 %, un crecimiento preocupante tras años de relativa estabilidad. 

La desigualdad habitacional en España no está distribuida de manera uniforme. Los grupos más afectados son los siguientes: 

  • Los adultos jóvenes que no pueden acceder a la propiedad de la vivienda ni pagar alquileres de mercado. 
  • Los inmigrantes, mayoritariamente de fuera de la Unión Europea, que gastan hasta un 30 % de sus ingresos en vivienda. 
  • Las familias monoparentales y numerosas que se enfrentan a hacinamiento y altos costes de alquiler. 
  • Los grupos económicamente inactivos como estudiantes, jubilados y desempleados, que a menudo viven en viviendas de mala calidad o inasequibles. 

La escasez de viviendas de alquiler público es otro de los problemas detectados. «Solo el 1,5-2 % del total de viviendas son de alquiler público, y leyes como la de las viviendas de protección oficial (VPO) permitieron vender las viviendas subsidiadas en el mercado privado después de 10 a 30 años, afectando la asequibilidad a largo plazo», indica el Dr. Austin Matheney. 

No solo un problema urbano 

Aunque el problema parece centrarse en las ciudades, las zonas rurales también se enfrentan a múltiples desafíos. El envejecimiento del parque de viviendas, la falta de infraestructura y el declive demográfico dificultan la vida rural, especialmente para las personas mayores. En estas áreas, la ineficiencia energética es una preocupación importante, puesto que aumenta el coste de los servicios públicos y contribuye a la creciente tasa de pobreza energética en España. 

Las desigualdades ambientales también afectan a los más vulnerables. En edificios antiguos con mal aislamiento, las familias se enfrentan a inviernos fríos, humedad y altas facturas de electricidad. Casi uno de cada cinco hogares españoles no puede mantener cálida su vivienda. 

Los autores argumentan que resolver la crisis de la vivienda en España requerirá reformas coordinadas y a múltiples niveles. Sus principales recomendaciones incluyen ampliar el alquiler público de viviendas, especialmente en los centros urbanos, y reformar los incentivos fiscales para desalentar la especulación, promoviendo al mismo tiempo los alquileres a largo plazo. Además, se deben reformar las viviendas antiguas para mejorar su eficiencia energética, con el apoyo de asistencia técnica y financiera. También es urgente regular los alquileres a corto plazo, particularmente en áreas de alta demanda, y proporcionar subsidios específicos para los hogares vulnerables. Por último, es fundamental desarrollar estrategias regionales que aborden las disparidades entre las zonas urbanas y rurales. 

El actual Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 de España ofrece un punto de partida, con el objetivo de mejorar la eficiencia energética de 1,5 millones de viviendas para 2030. Sin embargo, la implementación debe acelerarse y volverse más accesible para aquellos que más lo necesitan, señala el informe. 

Esta publicación, titulada “Contextualized analysis of the housing situation – Papers on (sub)national trends” también explora las presiones compartidas y las dinámicas específicas de varios países. En Austria la sólida tradición de vivienda pública sigue siendo clave para la asequibilidad. En Hungría el alto nivel de propiedad privada y la escasa intervención pública están generando crecientes desigualdades. En Francia las divisiones socioespaciales históricas se reflejan en la concentración de la vivienda social en ciertos barrios urbanos. En Italia las presiones del turismo y las políticas de conservación del patrimonio afectan gravemente a los mercados locales de vivienda. En Noruega, a pesar de su sólido estado del bienestar, las áreas urbanas también se enfrentan a crecientes dificultades para acceder a la vivienda. En Polonia hay fuertes contrastes entre los pueblos en declive y las ciudades revitalizadas, como Varsovia. En Suiza la planificación urbana y el alto número de inquilinos influyen considerablemente en el acceso a la vivienda. Por último, en el Reino Unido la falta de vivienda social y los desalojos derivados de la reurbanización están exacerbando los problemas de acceso a viviendas asequibles. 

Artículo de referencia: ReHousIn 

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