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Universitat Autònoma de Barcelona

Una buena vida para toda la población mundial es posible al tiempo que se reducen los daños ambientales

25 jul 2024
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Acabar con las grandes privaciones humanas y proporcionar un buen nivel de vida a toda la población mundial al tiempo que se alcanzan los objetivos ecológicos es posible. Así lo demuestra un nuevo estudio del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y de la London School of Economics and Political Science publicado ayer en la revista científica World Development Perspectives.

VIDA DIGNA JASON HICKEL

Para proporcionar un nivel de vida digno a 8.500 millones de personas sólo sería necesario el 30 % de los recursos y la energía que se utilizan actualmente.

En torno al 80 % de la humanidad no tiene acceso a bienes y servicios básicos y vive por debajo del umbral de lo que se considera una vida digna. Algunos argumentos afirman que para resolver este problema sería necesario un crecimiento económico mundial masivo, que multiplicaría varias veces la producción actual y agravaría el cambio climático y el colapso ecológico.

Los autores del nuevo estudio cuestionan esta afirmación y sostienen que el desarrollo humano no requiere un planteamiento tan peligroso. Basándose en investigaciones empíricas recientes, concluyen que, para acabar con las privaciones masivas y proporcionar un nivel de vida digno a 8.500 millones de personas sólo sería necesario el 30 % de los recursos y la energía que se utilizan actualmente en todo el mundo, lo que dejaría un excedente considerable para otros consumos adicionales, el lujo público, los avances científicos y otras inversiones sociales.

Esto garantizaría que toda la población mundial tuviera acceso a alimentos nutritivos, viviendas modernas, asistencia sanitaria de alta calidad, educación, electricidad, cocinas de inducción, sistemas de saneamiento, ropa, lavadoras, frigoríficos, sistemas de calefacción y refrigeración, ordenadores, teléfonos móviles, internet y transporte público, incluyendo el acceso universal a instalaciones recreativas, teatros y otros bienes públicos.

Los autores sostienen que, para lograr ese futuro, las estrategias de desarrollo no deben perseguir el crecimiento capitalista y el aumento de la producción agregada como tales, sino más bien incrementar las formas específicas de producción necesarias para mejorar las capacidades y satisfacer las necesidades humanas a un alto nivel y al mismo tiempo garantizar el acceso universal a bienes y servicios clave mediante el aprovisionamiento público y la desmercantilización. 

En el Sur global esto requería utilizar la política industrial para aumentar la soberanía económica, desarrollar la capacidad industrial y organizar la producción en torno al bienestar humano.

Al mismo tiempo, en los países de renta alta debería reducirse la producción de bienes menos necesarios (bienes tales como mansiones, todoterrenos, jets privados y moda rápida) con el objetivo de permitir una descarbonización más rápida y contribuir a que el uso de los recursos vuelva a situarse dentro de los límites planetarios, como sostienen los estudiosos del decrecimiento.

Además, en muchos casos los precios de los bienes esenciales, como la alimentación y la vivienda, aumentan a un ritmo superior que los precios del resto de la economía, especialmente durante los periodos de privatización y desregulación del mercado. Esto significa que la población puede ver reducido su acceso a los bienes esenciales incluso cuando aumentan sus ingresos, basándose en el índice PPA (Paridad de Poder Adquisitivo). Este problema puede abordarse mediante estrategias de desmercantilización, aprovisionamiento público y control de precios. 

«Si el objetivo es el bienestar humano, lo importante no es el PIB (producción agregada a precios de mercado), sino si las personas tienen acceso a los bienes y servicios específicos que necesitan para vivir bien. Hay que distinguir entre lo que es importante para el bienestar humano y lo que no lo es», afirma Jason Hickel, investigador del ICTA-UAB y del Departamento de Antropología de la UAB.

Hickel considera que la pobreza no es un problema irresoluble que requiera de soluciones complejas, largos plazos y grandes aumentos en la producción y el rendimiento que entren en conflicto con los objetivos ecológicos. «La solución es sencilla. Podemos hacerlo ahora mismo desviando la producción de la acumulación de capital y el consumo de las élites para centrarnos, en cambio, en proporcionar bienes y servicios socialmente beneficiosos para todos», afirma Hickel.

El coautor Dylan Sullivan, del ICTA-UAB y la Universidad Macquarie, afirma que «Esta investigación demuestra que una economía del postcrecimiento podría garantizar el acceso universal a los beneficios de la industrialización y dejar al mismo tiempo un excedente sustancial de energía y recursos para el ocio, el lujo público y el avance tecnológico. Es realmente apasionante pensar qué podríamos hacer con este excedente, qué tipo de modernidad queremos construir».
 

Referencia

Hickel, J., Sullivan, D. (2024) How much growth is required to achieve good lives for all? Insights from needs-based analysis. World Development Perspectives. https://doi.org/10.1016/j.wdp.2024.100612

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