Estudian la importancia de los flujos de polvo en el cambio climático
El investigador ICREA del ICTA-UAB, Antoni Rosell, participa en una investigación internacional que analiza los procesos de transporte y deposición del polvo del Sáhara y de incendios de África. El polvo atmosférico contribuye al enfriamiento del planeta y fertiliza los océanos.

El proyecto pretende cuantificar los flujos transatlánticos del polvo y hollín desde África y su influencia en el cambio climático mediante los procesos de fertilización oceánica y cambio en el balance energético de la atmosfera.
Para ello, los investigadores han recogido muestras de polvo del desierto captadas a lo largo del trayecto oceánico que va desde el Caribe, cerca de Venezuela, hasta las Islas de Cabo Verde y las Canarias. Se trata de un buen momento del año para realizar este transecto ya que es época de vientos que van desde el continente africano hasta América del Sur, siendo el Sáhara el desierto más polvoriento del planeta, y el África tropical el lugar donde ocurren un mayor número de incendios.
Durante cuatro semanas, la expedición científica ha recogido muestras de polvo mineral desértico y hollín suspendido en el aire sobre el océano Atlántico y camino de Sudamérica, mediante captadores de aerosoles y boyas marinas.
“Queremos analizar el proceso de transporte y redistribución de estos materiales por todo el planeta y en concreto, desde el continente africano hasta el océano e incluso hasta otros continentes” explicó el profesor e investigador del ICTA-UAB Antoni Rosell quien destacó la importancia del papel del polvo en la regulación del clima global del planeta. El polvo atmosférico contribuye al enfriamiento del planeta debido a que, suspendido en la atmósfera, realiza un efecto de apantallamiento, reflejando la luz solar hacia el espacio. Rosell añade que “al depositarse en los océanos, los nutrientes que aporta permiten fertilizar el mar y contribuyen a una mayor productividad de algas, que absorben el CO2 de la atmósfera”.
Los científicos consideran necesario estudiar en profundidad la función de este polvo mineral y los efectos de su desplazamiento por todo el planeta. “Es necesario conocer la composición de las partículas, cómo se transporta y los efectos que generan en aquellos puntos del planeta donde se depositan”, afirma Rosell.
Los científicos analizan el tamaño de las partículas, la composición de cada una de ellas y su nivel de movilidad según dicha composición. Asimismo, aprovecharán para estudiar cómo se transporta el polvo procedente de los incendios del África Subsahariana, y analizar su composición orgánica.
El objetivo final es entender los procesos actuales para poder hacer una reconstrucción de los cambios climáticos en el pasado y poder, de este modo, predecir los procesos y tendencias del futuro.