Maria Dolors Márquez Cebrián: ¿Hay que apostar por metodologías activas y transformadoras¿

Dolors Marquez

La profesora Maria Dolors Márquez, del Departamento de Economía e Historia Económica de la UAB, ha sido distinguida con el VII Premio a la Excelencia Docente de la Universidad Autónoma de Barcelona. Con una trayectoria de 35 años dedicada a la docencia y a la innovación educativa, recibe este reconocimiento como un gesto colectivo que pone en valor la labor del profesorado y de toda la Facultad de Economía y Empresa.

05/07/2025

¿Qué representa para usted este reconocimiento?

Cuando hacemos nuestro trabajo como docentes, nunca pensamos en obtener un reconocimiento de este tipo. Nuestro auténtico premio es ver que el alumnado entiende los conceptos, se motiva en clase y, a menudo, recibe nuestras asignaturas como una herramienta realmente útil. Aun así, es importante que la universidad visibilice la tarea docente y la innovación que impulsamos. Este reconocimiento lo entiendo como un valor añadido a una trayectoria profesional centrada en la enseñanza, y también como un reconocimiento compartido con todos los compañeros y compañeras con quienes he colaborado a lo largo de los años.

¿Qué le aporta la docencia en el día a día?

La docencia me llena profundamente. La considero una actividad creativa y de conexión constante con personas jóvenes. Cada clase, cada actividad, es un reto para pensar cómo transmitir mejor los contenidos y cómo implicar a los estudiantes. Acompañar procesos como los Trabajos de Fin de Grado también es muy gratificante: ver cómo van ganando seguridad y madurez es una gran recompensa.

¿Cómo ha cambiado la forma de enseñar y aprender a lo largo de estos años?

Cuando empecé en 1990, el aula era el único espacio para acceder al conocimiento. No había campus virtual ni acceso digital a materiales. Ahora el alumnado dispone de una gran cantidad de recursos, y eso nos obliga a repensar qué hacemos en el aula. El reto es convertirla en un espacio activo de discusión, contraste y construcción colectiva del conocimiento. Por eso hay que apostar por metodologías activas y transformadoras. Y también es necesario que la institución acompañe este cambio estructural, más allá de las iniciativas individuales.

¿Qué ha aprendido formando parte del equipo de gobierno de la Facultad?

He sido vicedecana de Calidad e Innovación Docente durante seis años, y esto me ha permitido tener una visión global del funcionamiento de la Facultad. Todo lo que sucede antes de llegar al aula (matrícula, asignación de aulas, gestión académica, etc.) es fundamental. Estas tareas, a menudo invisibles, tienen un impacto directo en la docencia. Conocerlas me ha ayudado a valorar aún más el trabajo colectivo y transversal que sostiene la vida universitaria.

¿Cómo ve el futuro de la docencia universitaria?

Debemos adaptarnos a una realidad en constante transformación. El acceso masivo a la información y la emergencia de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, nos plantean el reto de educar personas críticas. Nuestro papel debe ser el de guiar, orientar, ayudar a comprender y contrastar. Más allá de transmitir conocimientos, hay que fomentar la capacidad de analizar, interpretar y aplicar.

¿Qué consejo daría a un estudiante que acaba de entrar en la Facultad?

Que valore la oportunidad de estar en la universidad, que se empape de todo lo que ofrece: las clases, sí, pero también las actividades, las amistades, los debates, los referentes que conocerá. Que no vea la universidad como un trámite, sino como una etapa para aprender, compartir y crecer como persona y como futuro profesional.

¿Y a un docente que empieza ahora?

Que se prepare muy bien, tanto los contenidos como la planificación de cada sesión. No basta con saber mucho de una materia: hay que saber transmitir, conectar con los estudiantes, escuchar, adaptarse. Y también compartir con el profesorado más experimentado las dudas y las ideas. Y, sobre todo, que disfrute enseñando. Cuando explicas con pasión, el aula lo nota.