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Empeoran las condiciones laborales y la inseguridad frente al empleo y la salud

Treballadors en pandèmia / trabajadores en pandemia
istockphoto/Domepitipat

Los resultados de la segunda edición de la encuesta COTS, una investigación del grupo POWAH de la UAB y el instituto ISTAS-CCOO, muestran un empeoramiento en condiciones laborales e inseguridad frente al empleo y salud, aunque también pone de manifiesto que las medidas de protección frente a la COVID 19 han mejorado.

20/07/2021

En mayo de 2020 una investigación del grupo POWAH de la UAB y el Instituto Sindical de Trabajo Ambiente y Salud (ISTAS-CCOO), mostró un empeoramiento significativo de las condiciones de trabajo y de la salud de la población trabajadora por la pandemia, unas prácticas de gestión laboral precarizadoras y la falta de prevención de riesgos laborales, evidenciando desigualdades estructurales de clase y género. Un año después, el equipo de investigadores e investigadoras ha realizado otra edición de la encuesta para analizar cómo ha cambiado la situación tras los avances en el control de la pandemia y las medidas laborales adoptadas.

Los primeros resultados de esta encuesta, realizada sobre una muestra de 25.100 participantes, se han presentado hoy en una rueda de prensa conjunta con la intervención del vicerrector de Organización de la UAB, responsable del ámbito de prevención y salud laboral de la Universidad y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Josep Vendrell; Clara Llorens, socióloga del Instituto Sindical de Trabajo Ambiente y Salud (ISTAS-CCOO) y miembro de POWAH-UAB, y profesora asociada del Departamento de Sociología y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UAB; Albert Navarro, responsable del grupo de investigación POWAH-UAB y profesor agregado de la Facultad de Medicina de la UAB, y el secretario general de CCOO, Unai Sordo.

Para el vicerector Josep Vendrell esta investigación es un ejemplo de cómo “la transferencia también es la colaboración con entidades y organizaciones sociales para crear valorar añadido y proyección social al conocimiento y al análisis de las necesidades de la sociedad, para dar respuesta social y política a, por ejemplo en este caso, las disfunciones provocadas por la crisis sanitaria”.

Entrando en la exposición de los resultados de la encuesta, Clara Llorens ha explicado cómo la disponibilidad de medidas de protección frente a la COVID-19 en las empresas e instituciones ha mejorado de forma significativa con respecto al año anterior. Con todo aún hay un 33% de trabajadoras y trabajadores que en las cuatro semanas antes de contestar la encuesta, tuvieron que trabajar sin la protección adecuada. En lo que respecta al teletrabajo “no ha venido para quedarse, por la escasa digitalización de nuestras empresas. Hasta que esto no cambie, España no será un país para teletrabajar”, ha afirmado Llorens.

Además, casi la mitad de la población asalariada sigue trabajando en condiciones de “alta tensión”, con más trabajo del que se puede hacer en el tiempo asignado y a la vez con poca influencia en la toma de decisiones sobre sus tareas. Según los datos de la primera encuesta COTS, el porcentaje de personas que en la primera ola de la pandemia trabajaba en situaciones de “alta tensión” se había duplicado en relación con los valores de 2016. La segunda edición muestra que ese porcentaje elevadísimo de la población que trabaja en condiciones de alta tensión se mantiene un año después del estallido del brote.

Los resultados muestran que la inseguridad frente al empleo se mantiene como en la primera ola de la pandemia. Tres de cada cuatro participantes en la segunda edición de la encuesta, el 75,2%, manifiesta preocupación por la dificultad de encontrar un nuevo empleo en caso de quedarse en paro. La población asalariada en España siente la misma inseguridad frente al empleo que experimentó en la primera ola de la pandemia. Al igual que ocurría en 2020 la inseguridad laboral es más elevada entre aquellas personas cuyo salario no cubre las necesidades básicas y por tanto son más dependientes económicamente de la continuidad de su empleo y sus condiciones de trabajo actuales.

El investigador de la UAB Albert Navarro ha explicado las relaciones entre las condiciones de trabajo y la salud. Para Navarro, los datos muestran que “a día de hoy, más de la mitad de los asalariados y asalariadas creen que su salud ha empeorado respecto al inicio de la pandemia, y más en las mujeres que en los hombres”. La segunda encuesta COTS muestra un incremento en el porcentaje de personas en riesgo de mala salud mental y que empeoran su salud general, el 60,6% de la población asalariada, un 5,5% más que en 2020. Empeora así un porcentaje ya elevadísimo respecto al 23,8% de 2016. El 52,7% de participantes en la encuesta de 2021 considera que su salud empeoró durante la pandemia, esto es, un incremento de 16 puntos porcentuales respecto al 2020. Los jóvenes de 16 a 34 años se han visto más perjudicados que los mayores de 50 años; concretamente un 14,6% más.

En cuanto al consumo de psicofármacos en la primera edición de la encuesta el 21,5% de los participantes había consumido tranquilizantes en el último mes. Este porcentaje se ha incrementado ligeramente en el 2021 pasando a ser del 23,9%. Se observa la misma diferencia de género que en 2020: el consumo total fue superior en mujeres que en hombres (29,6% frente a 18,4%). Además “las personas con un salario que no permite cubrir las necesidades básicas presentan indicadores claramente más nocivos”, ha explicado Navarro.

A modo de resumen, Albert Navarro destaca que “existe una mejora significativa en la disponibilidad de medidas de protección, se mantienen en niveles muy preocupantes las exposiciones nocivas relativas a la inseguridad y la alta tensión, ha empeorado la salud de la población asalariada, y persisten e incluso en algún caso aumentan las desigualdades de género”.

Para el secretario general de CCOO, Unai Sordo, “ha habido un cierto efecto rebote sobre el impacto que en la primera fase de la pandemia tuvo el trabajo a distancia”. Por otro lado destaca que “sigue siendo habitual ir a trabajar con síntomas entre trabajadores jóvenes y con salarios más bajos”. Respecto a la inseguridad laboral, “no nos podemos acostumbrar a que uno de cada dos trabajadores manifieste temor a no encontrar un puesto de trabajo si pierde el que actualmente tiene”, afirma Sordo. A nivel sindical destaca “lo mucho que condicionan la precariedad, la incertidumbre y los bajos salarios en la vida y la salud de los trabajadores y las trabajadoras”. Podemos afirmar que “la precariedad enferma y mata”, concluye Sordo.

Más información:
Enlace al informe completo "Condiciones de trabajo y salud tras un año de pandemia"