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Compartir y disfrutar las comidas en familia favorece la salud en la adolescencia

Menjar familiar
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Investigadores de la UAB y de la UOC concluye que comer en familia manteniendo las costumbres de convivialidad tradicionales de la dieta mediterránea influye en unos mejores hábitos de alimentación de las personas adolescentes y puede prevenir muchos problemas y conductas de riesgo característicos de este periodo del desarrollo.

09/04/2021

El estudio, publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, se llevó a cabo mediante entrevistas en profundidad a familias de Cataluña con adolescentes de entre doce y dieciséis años para analizar uno de los aspectos menos estudiados de la dieta mediterránea: la socialización en las comidas y cómo la manera en que se consumen los alimentos repercute también en la salud.

Los resultados indicaron que algunas rutinas de las comidas familiares, como por ejemplo compartir los alimentos, sentarse alrededor de una mesa sin aparatos digitales o tener una conversación agradable, son aspectos beneficiosos para la adolescencia y contribuyen a su salud.

"En un momento en que el confinamiento por la pandemia ha revivido las comidas en familia, este estudio señala uno de los posibles aspectos positivos de la situación que nos ha tocado vivir", explica la investigadora del estudio Anna Bach-Faig, del grupo de investigación Foodlab  y profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, coordinadora del estudio.

“Hasta ahora, los estudios habían hallado que una mayor frecuencia de comidas en familia se asociaba a beneficios por el desarrollo saludable de los adolescentes, como por ejemplo a una alimentación más saludable, una reducción del riesgo de desarrollar obesidad y trastornos del comportamiento alimentario, reducción del consumo de alcohol y del abuso de sustancias, menos síntomas depresivos y mejora del funcionamiento familiar. Pero no estaba claro el porqué de esta asociación. Esta investigación profundiza en los mecanismos que podrían explicarlo”, explica el profesor del Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la UAB David Sánchez-Carracedo, investigador principal del proyecto en que se enmarca este estudio y director del Grupo de Investigación en Problemas Relacionados con la alimentación y el peso de la UAB.

La importancia de la conversación

Para determinar el grado más o menos elevado de convivialidad en las familias estudiadas, los investigadores analizaron la frecuencia y la duración de las comidas familiares, el lugar donde se hacían, el uso de aparatos digitales, la preparación de los alimentos y el tipo de comunicación que se establecía en estos encuentros.

Según el estudio, la mayoría de las familias se reunía únicamente para la cena y sus hábitos variaban dependiendo de si comían solos o con sus seres queridos.

La investigación identificó que las comidas familiares eran un espacio para comunicarse y socializar, y que cuando las familias les dedicaban menos tiempo, no se sentaban a mesa, se distraían con aparatos digitales o no mantenían conversaciones agradables en estos encuentros, también seguían en menor medida la dieta mediterránea.

Para la mayoría de los progenitores, comer en familia era especialmente importante si tenían hijos o hijas adolescentes, dado que esto favorece la conversación y estrecha los lazos familiares.

Además, la mayoría de las personas encuestadas consideraba que, gracias a estos encuentros familiares, los progenitores se convierten en modelos que ayudan a establecer patrones saludables para los hijos. Esta impresión coincide con los resultados otros estudios, en los que se demuestra que comer en familia se relaciona con una dieta más saludable, con más verduras y frutas y menos bebidas azucaradas.

La dieta occidental

Para la experta en nutrición Anna Bach-Faig, preservar las tradiciones en la manera de comer es esencial para conservar los beneficios de la dieta mediterránea y promover la salud de las nuevas generaciones. Pero, desde hace varias décadas, la dieta mediterránea pierde peso ante la llamada "dieta occidental", en la que predominan los alimentos procesados y el hecho de comer de manera rápida, muchas veces ante el televisor.

Considerar estos aspectos, incide el estudio, es vital para promocionar un desarrollo saludable en la adolescencia y diseñar campañas de salud pública. Un ejemplo de ello fue la campaña “Implícate: ingredientes por un crecimiento saludable y feliz”, que se llevó en Cataluña y en la que participaron investigadores de este estudio. "En esta campaña hacíamos énfasis en recomendaciones centradas en el cómo, tan importantes como las habituales centradas en el qué” explica Sánchez-Carracedo, “con mensajes en torno a la mesa, en casa y en sociedad, como reforzar la aceptación del propio cuerpo, evitar hacer comentarios críticos sobre el físico de las personas, o hacer al menos una comida en familia en el día".

Referència: de la Torre-Moral, A.; Fàbregues, S.; Bach-Faig, A.; Fornieles-Deu, A.; Medina, F.X.; Aguilar-Martínez, A.; Sánchez-Carracedo, D. Family Meals, Conviviality, and the Mediterranean Diet among Families with Adolescents. Int. J. Environ. Res. Public Health 2021, 18, 2499. https://doi.org/10.3390/ijerph18052499

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