Trastornos de conducta perturbadora en niños
Los objetivos del estudio son dos: primero, conocer la estabilidad temporal de los trastornos de conducta perturbadora y su repercusión emocional, afectiva y académica, a partir de una muestra de niños preescolares (n=227) que a los 3 años presentaban factores de riesgo de problemas conductuales y emocionales y, segundo, conocer la capacidad predictiva de la PBCL (Preschool Behavior Checklist de McGuire y Richman, 1986) para los trastornos de conducta perturbadora. En el estudio participaron 7 escuelas de la Comarca de Osona.
El estudio consta de dos fases; la primera, cuando los niños cursaban P-3, los profesores evaluaron a sus alumnos con el instrumento de cribado de trastornos emocionales y conductuales: PBCL. En la segunda fase, al cabo de 5 años, los padres y los profesores evaluaron a los mismos niños/as a partir de instrumentos dimensionales (CBCL/TRF) y de criterio (CSI-4, padres/maestros) y los mismos alumnos se autoevaluaron en cuanto a capacidades cognitivas, depresión y ansiedad.
En relación al primer objetivo, se esperaba constatar que los niños detectados por los profesores a los 3 años presentarían puntuaciones más altas en todas las dimensiones y criterios de diagnóstico que evalúan los trastornos de conducta perturbadora, así como también en relación a la sintomatología interiorizante (depresión, ansiedad, etc.,) a los 8 años, tanto en las informaciones de los padres como de los profesores y en el autoinforme. Por otra parte, también se consideró que estos alumnos mostrarían valores más bajos en lenguaje, razonamiento, cálculo y un CI (Cociente Intelectual) global más bajo.
Con respecto al segundo objetivo, se esperaba observar que las puntuaciones de los diferentes factores de la PBCL; problemas de conducta, dificultades en las relaciones sociales, concentración/actividad y dificultades emocionales, permitirían predecir la presencia de dimensiones psicopatológicas y categorías diagnósticas referidas a trastornos de conducta.
Los resultados nos señalaron que los niños detectados por los profesores con factores de riesgo de problemas conductuales y o/emocionales a los 3 años, pasados 5 años presentaban sintomatología de trastornos de conducta perturbadora en las evaluaciones de los padres y de los maestros. La categoría diagnóstica más observada fue la del TDA-H (Trastorno por Déficit de Atención-Hiperactividad). Con respecto a la sintomatología interiorizante, también se encontró un índice más alto en los niños que mostraban las características de comportamiento problemático a los 3 años. En este caso, los profesores serían los mejores evaluadores de esta sintomatología. Al referirnos a las evaluaciones hechas por los mismos alumnos, se encontró que los niños detectados precozmente se autoevaluaban más ansiosos y sobre todo más depresivos. Finalmente, como se esperaba, estos niños obtenían valores inferiores en las aptitudes escolares.
Por último, encontramos que los alumnos que puntuaron en el factor de problemas de conducta a los 3 años, tenían 1,5 más de posibilidades que sus compañeros de presentar problemas de conducta en la escuela y 1,3 más de posibilidades de presentarlos en casa y/o en la escuela 5 años más tarde. Los niños que los maestros describieron como inhibidos, introvertidos, etc. a los 3 años, es decir que puntúan el factor de relaciones sociales, tenían 1,8 más de posibilidades de presentar trastorno de conducta en casa al cabo de 5 años.
Referencias
Tesis: "Estudi prospectiu de trastorns de conducta pertorbadora", dirigida por Ma. Claustre Jané i Ballabriga y Ferran Viñas i Poch yi leída por Joaquima Planella i Morató el 28 de junio de 2007 en la Facultad de Psicología.