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El trastorno del juego (TJ) es una adicción conductual compleja (que cursa sin sustancias), caracterizada por una actividad de juego persistente que comporta problemas graves tanto para los individuos que la presentan como para su entorno. Se sabe que entre el 23% y el 89% de los pacientes que cumplen criterios para TJ presentan alguna conducta ilegal relacionada con su adicción, como falsificaciones, fraudes, robos, o malversaciones de capital para financiar actividades de juego (por ejemplo, emitir cheques sin fondos o intentar pagar facturas de cuentas no operativas). Los actos ilegales relacionados con el TJ suelen ser no violentos y motivados por el deseo de costear las apuestas, y su presencia se ha relacionado con mayor dificultad en el funcionamiento global de las personas: elevadas tasas de comorbilidad con otros trastornos mentales (como abuso de sustancias), rasgos de personalidad desadaptativos, altos niveles de impulsividad e incluso problemas penales. Los actos delictivos asociados al juego de apuesta son también una fuerte barrera para la eficacia de las intervenciones terapéuticas, ya que interfieren en el grado de cumplimiento de las pautas establecidas en estos programas y aumentan el riesgo de abandono y recaída. Aunque se sabe que en los mecanismos que explican la concurrencia de problemas de juego y actividad delictiva concurren múltiples factores en interacción, los procesos concretos que conducen a la aparición y progresión de este perfil clínico son inciertos.

En un estudio publicado recientemente en el que hemos participado las profesoras Roser Granero y Roser Nadal del Departament de Psicobiologia i Metodologia de la UAB, juntamente con investigadores de la UB i IDIBELL, se ha empleado un análisis de redes para visualizar las relaciones entre un conjunto de nodos que contienen información sobre el perfil clínico (incluyendo los síntomas centrales del TJ, el estado psicopatológico, el consumo de sustancias y dimensiones de la personalidad) en una muestra de n=401 pacientes que solicitaron tratamiento para adicción al juego de apuesta en la Unidad de Juego Patológico y otras Adicciones Conductuales del Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona). La muestra incluyó hombres y mujeres, con edades comprendidas entre 18 y 80 años, atendidos entre los años 2021 y 2022.Obtuvimos dos redes separadas, para pacientes con presencia de actos ilegales (n=105) y sin estas conductas (n=296).

En los pacientes con TJ concurrente con actos ilegales, el nodo más relevante (con mayor autoridad y capacidad de vinculación en la red) fue la autotrascendencia, un rasgo de personalidad que se considera un constructo transpersonal y transdiagnóstico complejo relacionado con ciertos aspectos de la psicopatología, incluidas las adicciones a sustancias y las comportamentales. Concluimos que los pacientes con puntuaciones disfuncionales en este rasgo podrían presentar otras características como la tendencia a la ira y a la hostilidad, que contribuirían a su vez a entorpecer sus interacciones sociales. Y es precisamente este perfil el que facilitaría que estos sujetos mostraran baja capacidad para comprender las posibles consecuencias de sus acciones (debido en gran medida a su restringida perspectiva social). Asimismo, puesto que la interacción relacional que proporciona la actividad de juego está claramente simplificada (en comparación con contextos sociales reales), los pacientes con puntuación elevada en autotrascendencia tenderían a sobrevalorar los efectos a corto plazo de sus actos, y a minimizar las consecuencias a largo plazo (en especial las que se producen sobre los otros). De este modo, actos ilegales como la falsificación o los robos podrían percibirse básicamente como una forma “fácil” de financiar la actividad de juego.

Nuestro estudio aporta evidencia empírica sobre la estructura subyacente de las relaciones de un amplio conjunto de variables en pacientes con TJ que presentan conductas delictivas vinculadas a las apuestas, e identifica los nodos centrales de este perfil. Creemos que esta información facilitará el desarrollo de programas de intervención más eficientes focalizados en los correlatos de alta autotrascendencia, orientadas a la mejora funcional del paciente y la reducción de daños.