La importancia de enseñar a comer a nuestros hijos
Los patrones alimentarios problemáticos (como luchas y conflictos con el comer) y las dificultades gastrointestinales tempranas son factores relevantes para el desarrollo de trastornos alimentarios a la vida adulta, como la anorexia y la bulimia. Las actitudes de los niños hacia el comer y la propia evaluación que hacen de la salud están influenciadas por los padres y su contexto familiar. Los progenitores son responsables del acceso a los alimentos de sus hijos, operan como modelos y ofrecen refuerzos/castigos para determinados comportamientos alimentarios.
El objetivo de nuestro estudio fue evaluar si los patrones alimentarios individuales y familiares y la selección de alimentos durante la infancia y la primera adolescencia se asocian con las patologías alimentarias en la población femenina adulta española. La muestra estaba compuesta por un alto número de pacientes con trastorno alimentario y por controles sanos.
En la infancia se encontraron dos importantes predictores de posteriores patologías alimentarias: saltarse el desayuno y un consumo excesivo de dulces y snacks. No almorzar es un método habitual de reducción del peso en las dietas de mujeres jóvenes, y también acostumbra a relacionarse con otros hábitos adversos como fumar, consumo de alcohol y baja frecuencia de ejercicio. La ingesta excesiva de dulces-snacks se relaciona específicamente con conflictos y dificultades en torno a la educación sobre las comidas-alimentos.
Además, las actitudes desadaptativas de los padres hacia los alimentos incrementaron la probabilidad de que sus hijas desarrollaran bulímia nerviosa. Las pacientes con este trastorno informaron de relaciones padre-hija más pobres, menos empatía paternal y sobreprotección.
Finalmente, se observó que la ausencia de patrones regulares en las comidas a la infancia y el uso de los alimentos como recompensa se asociaba a un mayor índice de masa corporal durante el inicio de la vida adulta.
Consecuentemente, los programas diseñados para mejorar patrones alimentarios durante la infancia y la primera adolescencia han de abordar un amplio conjunto de factores contextuales. La familia ha de estar informada de la importancia de estructurar y compartir las horas de las comidas (en especial los almuerzos), de limitar el acceso a dulces-snacks y de la relevancia para promover dietas sanas desde edades tempranas. La interacción social a las horas de las comidas fomenta que los niños puedan experimentarlas constructivamente y puede ayudar a crear en los más pequeños actitudes positivas hacia los alimentos, que persistan a lo largo de los años siguientes.
Referencias
"Individual and family eating patterns during childhood and early adolescence: an analysis of associated eating disorder factors" Fernández-Aranda F., Krug I., Granero R., Ramón JM., Badia A., Giménez L., Solano R., Collier D., Karwautz A. & Treasure J. (2007).. Appetite, 49, 476?485.