La «fábula episódica»: la libertad del artista está en el fondo
El texto literario y el cuadro están compuestos por una fábula, o una imagen, central y acaso por unos episodios o un fondo. Lo señala Horacio (Arte poética, 9-23), que equipara esta división compositiva en torno a un retrato de Venus, apuntando que el pintor o el escritor son libres de pintar o escribir lo accesorio, el «fondo», «in locis tabulae vacui» (en las partes vacías del cuadro); pero no para lo sustancial: la Venus. Con los episodios se puede describir y componer pictóricamente, pero solo el fondo del cuadro, y siempre que dichos «episodios», pictóricos o literarios, no rompan la necesaria (según la Poética de Aristóteles) unidad de la fábula. Lope de Vega lo señala en el prólogo a la comedia Arauco domado, al afirmar que procederá como los pintores:
Subraya lo del «efecto» pictórico del «lejos», de la «perspectiva», o sea, del segundo plano, donde los perfiles de las figuras se desdibujan. Es la técnica del fondo lejano: las «manchas distantes» con que Quevedo ensalza los cuadros de Velázquez:
diestro cuanto ingenioso,
ansí animar lo hermoso,
ansí dar a lo mórbido sentido
con las manchas distantes. («Al pincel»)
Los episodios, o «perspectiva», o el fondo, fueron la más libre aportación del pintor al conjunto de la composición «espacial», para dotarla de «color», dinamismo o acción.
La diferencia radica en que la literatura representa la realidad parcial y secuencialmente, y requiere añadir episodios o detalles, la pintura nos muestra las cosas de una vez, ofrece inmediatez y simultaneidad. Porque el pintor recopila, es decir, selecciona, reordena, resume, magnifica o minimiza, omite o amplifica, ilumina, con luz o color, dota de «fondo» al cuadro, como señala Cervantes:
La trama del Persiles, su fábula, se sustancia plásticamente en un lienzo central, cuyo pintor, delegado por el escritor, hace una suerte de selección de lo narrado, omitiendo asuntos o relegando otros, con las «manchas distantes» de Quevedo (las «cosas humildes» del Persiles), y lo reúne en un mismo espacio pictórico, ciñéndose a los rigurosos preceptos de la composición. Concretamente, Periandro dispone que un pintor compendie las principales acciones de la primera mitad del Persiles, dejando pintado episódicamente, «en perspectiva», el resto, especialmente lo venidero. Las pequeñas y modestas acciones se complementan con las grandes, duraderas y directamente relacionadas con la fábula con que se cierra el capítulo y el libro. Así, sugiere que
Aquí «rasguño» vale ‘bosquejo, boceto’ y coincide con los «lejos» de Lope, con las quevedescas «manchas distantes» de Velázquez; con la «perspectiva», en suma.
Unas perspectivas que, cuando conviene, desplazan o arrinconan a las figuras o asuntos centrales. Así, en Las hilanderas, por ejemplo, nos ofrece Velázquez una enorme «perspectiva», gran movimiento y mucha variedad, pues el asunto principal, la «historia», es excéntrica, porque el asunto mitológico central, Aracne, está en el fondo del cuadro. De modo que el «rasguño», la «perspectiva», los «lejos», el relleno, o lo episódico, están en primer plano, mientras que el tema es como una «mancha distante». Por no hablar del «asunto central» de Las meninas, los reyes, que se ven reflejados poco menos que como «manchas distantes», de modo que el contemplador tiene que activar la fantasía.
Los episodios literarios, como el fondo del cuadro, son siempre accesorios; pero necesarios para la composición; dan un contexto, el relleno que permite determinar el tema central. Son también un contrapunto para aligerar la obra y dotar de variedad al discurso literario o al cuadro, porque, pintándolos o escribiéndolos, es cuando el artista, literario o plástico, se siente más libre (al decir de Horacio), porque escapa al estricto principio aristotélico de unidad de acción, ya que, sin romperla, enriquece la obra, al dotarla de una «fábula episódica», o sea, de un fondo.
Universitat Autònoma de Barcelona
Referencias
Serés G. La «fábula episódica»: la libertad del artista está en el fondo. Hipogrifo: Revista de Literatura y Cultura del Siglo de Oro, VI, 2 (2018), pp. 699-715. https://doi.org/10.13035/H.2018.06.02.48