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11/12/2019

La espiral negativa del paro juvenil

Mans
Los jóvenes son uno de los grupos de población más afectados por el desempleo. Un equipo de investigación de la UAB ha analizado el efecto de estar un largo tiempo en el desempleo sobre las redes de apoyo que usan los jóvenes para encontrar un nuevo empleo. Los resultados: la desvinculación del mundo laboral hace que se pierdan los contactos más útiles, que son los que se obtienen mientras se trabaja. Además, hay factores de desigualdad, como el nivel socioeconómico, y otras variables, como el género y la educación, que influyen en la capacidad de adquirir nuevos contactos y pueden tener efectos negativos sobre las posibilidades laborales futuras.

El paro juvenil es un fenómeno especialmente grave en España. Durante la crisis económica iniciada en 2007, la tasa de paro juvenil llegó en el 2013 al punto álgido del 56,9% y dobló la de la población general. Este escenario puso sobre la mesa qué implicaciones podía tener el paro de los jóvenes a largo plazo. Según la teoría de la exclusión social de Gallie  y Paugam, el desempleo provoca una espiral de pobreza y aislamiento social que dificulta encontrar un empleo y, por lo tanto, va ampliando las desventajas de los parados a lo largo de su trayectoria posterior.

En esta investigación hemos analizado en concreto el impacto del desempleo sobre las redes de apoyo que los jóvenes usan para buscar empleo. Si bien las redes son un recurso muy utilizado en España para buscar y encontrar empleo (en 2016 el 41,7% de los jóvenes de entre 16 y 34 años encontraron trabajo gracias a sus contactos, según datos del INE), el paro tiende a poner a las personas en una situación de aislamiento que las lleva a perder contactos. Para poder profundizar en el estudio de este aspecto, se analizaron los datos recogidos a través de una encuesta a 250 jóvenes de entre 20 y 34 años del área Metropolitana de Barcelona, en la que se reconstruía tanto la trayectoria laboral como la red de contactos utilizadas en las diferentes etapas de la búsqueda de empleo. 

Los resultados de la investigación demuestran, en primer lugar, que el hecho de estar en paro de forma acentuada a lo largo de la trayectoria laboral no produce propiamente un aislamiento en términos absolutos (por ejemplo, los jóvenes mantienen los contactos familiares), pero sí se pierden los contactos que acostumbran a ser más útiles para hallar empleo: los que tienen su origen en el ámbito laboral, concretamente los que están ocupados y tienen un estatus socioeconómico más elevado.

En segundo lugar, el estudio señala que en este proceso también entran en juego las desigualdades por razón de origen socioeconómico1. Los resultados indican que mientras la adquisición de contactos laborales en el mercado de trabajo permite que la gente joven de origen socioeconómico bajo desarrolle unas redes de apoyo de más calidad (y, por tanto, potencialmente más efectivas para ayudarles a encontrar empleo y seguir desarrollándose en el mercado laboral), la experiencia del desempleo de larga duración impide esta mejora, lo que dificulta que puedan llegar a vincularse con la gente mejor posicionada laboralmente. En cambio, a los jóvenes de origen socioeconómico medio y alto, la experiencia del paro no les produce esta desventaja porque son capaces de mantener contactos útiles para la inserción laboral directamente a través de la familia y su entorno social más próximo. Por tanto, la desvinculación del mundo laboral que provoca el desempleo no tiene las implicaciones negativas sobre la calidad de su red que tiene sobre los jóvenes de origen socioeconómico más bajo. Se demuestra así que hay que tener en cuenta el origen socioeconómico a la hora de identificar los efectos perniciosos de la experiencia del paro juvenil sobre las posibilidades laborales subsecuentes.

Estos resultados se enmarcan en el contexto del modelo de estado del bienestar familista de los países del sur de Europa, en los que la familia tiene un papel especialmente importante en la provisión de bienestar y apoyo a los jóvenes –con las desigualdades que supone en términos de oportunidades, según el origen social. Los resultados de la investigación también apuntan que factores como el género o la educación también influyen en la capacidad de adquirir buenos contactos, lo cual sugiere que varios factores de desigualdad interseccionan a la hora de definir las características de las redes de apoyo de los jóvenes.

1 En el estudio se tienen en cuenta tres categorías socioeconómicas: la categoría “baja”, que incluye las ocupaciones asalariadas que requieren cualificaciones medias o bajas; la categoría “media”, que está compuesta por profesiones asalariadas que exigen cualificaciones elevadas (p.ej. científicos, ingenieros o jefes de sección); y finalmente, la categoría “alta”, que incluye a los propietarios y directivos de empresas.ectos negativos sobre las posibilidades laborales futuras.
 

Mireia Bolíbar (1), Joan. M. Verd (2) i Oriol Barranco (2)
1) Grupo de Investigación en Desigualdades en Salud – Employment Conditions Knowledge Network (GREDS-EMCONET)
Universitat Pompeu Fabra

2) Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo (QUIT)
Instituto de Estudios del Trabajo (IET)
Universitat Autònoma de Barcelona

Referencias

Bolíbar, Mireia; Verd, Joan Miquel; Barranco, Oriol (2019). The downward spiral of youth unemployment: An approach considering social networks and family background. Work, Employment and Society, 33 (3): 401-421. Juny de 2019 https://doi.org/10.1177/0950017018822918

 
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