Estudian la depresión y la ansiedad inducidas por el tratamiento contra la hepatitis C crónica
El virus de la hepatitis C (VHC) afecta al 3% de la población mundial, y puede producir hepatitis crónica C, que en muchos casos evoluciona a lo largo de los años a cirrosis hepática (20% -30%) y carcinoma hepatocelular (1-3%). La infección se transmite principalmente por vía parenteral. El tratamiento actual de la hepatitis crónica C es el interferón pegilado (PegIFN) y la ribavirina (RBV), una citoquina con propiedades inmunomoduladoras y un análogo nucleósido oral. En estos pacientes, el interferón puede producir depresión y/o ansiedad. El objetivo de este tratamiento es eliminar el virus y poder detener la progresión de la enfermedad crónica hepática. La duración del tratamiento oscila entre las 24, 48 y 72 semanas según el genotipo del VHC y su respuesta viral durante el tratamiento. Según el genotipo del virus, se llegan a obtener unos porcentajes de curación que oscilan entre el 50% y el 80%. Es muy importante que el paciente se tome como mínimo el 80% de la dosis total de las dos medicaciones en el 80% de la duración total del tratamiento. Los estudios de incidencia de los trastornos psiquiátricos inducidos por PegIFN y RBV indican unos porcentajes del 20% y el 40% durante el tratamiento de 24/48 semanas y la mayoría de los casos aparecen las primeras 12 semanas del tratamiento. Parece que el factor que mejor predice la aparición de trastornos psiquiátricos es la presencia de sintomatología depresiva antes de comenzar el tratamiento antiviral.
Nos propusimos conocer la incidencia de depresión y ansiedad inducida por el tratamiento con PegIFN y RBV, sus factores de riesgo basales, incluidos los rasgos de la personalidad, la asociación de estos trastornos con la adherencia al tratamiento y su eficacia. Estudiamos dos cohortes de pacientes diagnosticados de hepatitis crónica C tributarios de iniciar tratamiento con PegIFN y RBV a nivel ambulatorio, hospitalario y en un contexto multidisciplinar. Los pacientes fueron evaluados a nivel basal, y a las 4, 12, 24 y 48 semanas de tratamiento. También evaluamos el grado de adherencia al tratamiento, utilizando por primera vez en la literatura los criterios aceptados internacionalmente por el National Institutes of Health (> 80% de la toma total de las dos medicaciones como mínimo el 80% del tiempo total del tratamiento) y la respuesta virológica sostenida definida como la negativización de la carga viral a los 6 meses de finalizar el tratamiento. La presencia de depresión y ansiedad inducida se detectó con un cuestionario de cribado (Patient Health Questionnaire) y se confirmó con una entrevista psiquiátrica semi-estructurada (DSM-IV). Evaluamos a nivel basal los datos socio-demográficos y biológicos, los antecedentes psiquiátricos personales y familiares y, por primera vez en la literatura, los rasgos de la personalidad mediante el Inventario del Temperamento y el Carácter según la teoría de Cloninger.
El primer estudio fue una cohorte de 176 pacientes con 24 semanas de seguimiento. La incidencia de depresión inducida fue del 36%, la mayoría de los cuales aparecieron en las primeras 12 semanas de tratamiento. Las variables predictivas basales de este trastorno fueron el hecho de presentar sintomatología depresiva, tener sólo estudios primarios y ser inmigrante. La aparición de depresión y/o ansiedad inducida se asoció a una menor adherencia al tratamiento antiviral (79% vs. 91%), aunque gracias al abordaje precoz de estos efectos secundarios, la respuesta virológica sostenida no disminuyó significativamente. El segundo estudio fue una cohorte de 204 pacientes con un seguimiento de 48 semanas. En este caso, la incidencia de depresión inducida fue del 42%. Las variables predictivas basales fueron de nuevo la presencia de sintomatología depresiva y de antecedentes personales del estado de ánimo. Desde el punto de vista de los rasgos de la personalidad, los pacientes que tenían una baja autodirección, definidas como personas inmaduras, con menos recursos para afrontar los efectos secundarios y la pérdida de calidad de vida que conlleva el tratamiento, mostraron un riesgo mayor de depresión (69,3%) vs. aquellos que tenían un alta autodirección (37,2%). Lo mismo se observó en los pacientes con alta tendencia a la fatigabilidad, al desorden y a hábitos que dificultan la adquisición de objetivos propuestos por la persona.
Estos dos estudios definen los factores de riesgo, incluyendo los rasgos de la personalidad, de depresión y ansiedad inducidas durante este tratamiento antiviral y demostrando que el abordaje precoz de éstos permite alcanzar el objetivo principal del tratamiento, que es la curación de la infección.
Referencias
"Depresión y ansiedad inducida por interferón pegilado y ribavirina en la hepatitis C crónica: personalidad, factores de riesgo y adherencia". Tesis doctoral defendida por Pere Castellví Obiols el 18 de diciembre de 2009, a las 13:00 h, en la Sala de Graus de la Facultat. de CC Polítiques i Sociologia de la UAB.