El punto de ruptura entre Tomás de Aquino y Vicent Ferrer
Vicent Ferrer (1350-1419) se formó estudiando las obras de Tomás de Aquino (s. XIII), el maestro por excelencia de su Orden de Predicadores. Él mismo escribió obras de filosofía de inspiración claramente tomista y las influencias de Tomás de Aquino se pueden encontrar en los diversos temas que trató.
Sin embargo, a partir de ciento momento Ferrer se aparta de Tomás de Aquino en un tema central: la posibilidad de conocer previamente los últimos tiempos, es decir, los de la venida del Anticristo y del fin del mundo. Efectivamente, Tomás de Aquino escribió un conjunto de cuestiones contra Guillermo de Saint-Amour y otros autores que afirmaban la posibilidad de ese conocimiento. Para Tomás de Aquino, en cambio, los últimos tiempos no pueden ser conocidos ni por la razón ni por una revelación. El mismo Jesús de Nazaret habría negado esta posibilidad: “No es cosa vuestra saber el tiempo y el momento que el Padre ha fijado con su autoridad” (Actos 1,7).
Vicent interpreta tres veces el fragmento bíblico citado. En un sermón del 5 de diciembre de 1408, la coincidencia de Ferrer con Tomás es total. La tesis central es que “la venida del Anticristo no puede ser conocida con concreción del año, mes, semana, día u hora”. En el mismo sermón Ferrer explica que un ermitaño le aseguró que dos compañeros suyos tuvieron una revelación según la cual “el Anticristo ya había nacido”. Vicent replicó con las mismas palabras bíblicas (Actos 1,7) que Tomás había alegado contra Guillermo de Saint-Amour. Pero, según el ermitaño, la frase de Jesús únicamente afectaría a las personas a quienes iba dirigida (los apóstoles), pero no a aquellas personas que iban a vivir las tribulaciones del Anticristo. En un sermón del 8 de julio de 1411 y en una carta del 27 de julio de 1412, en cambio, Vicent asume como propia la interpretación del ermitaño. Es decir, la tesis del primer sermón deja de ser válida “hasta el nacimiento del Anticristo”. Una vez nacido el Anticristo –y fray Vicent también hace suya la revelación que le explico el ermitaño– conviene anunciar abiertamente su presencia en el mundo.
Los argumentos de Tomás de Aquino habían servido para combatir las previsiones apocalípticas de Guillermo de Saint-Amour, y que el propio Ferrer había asumido como propias, se podrían plantear ahora al santo valenciano. En tres años y medio su posición hizo un giro de 180 grados.
MINECO, FFI2014-53050-C5-2-P, Arnau DB
Referencias
J. Mensa, 2017, “El punt de ruptura entre Tomàs d’Aquino i Vicent Ferrer, o la possibilitat de conèixer els temps finals”, Anuario de Estudios Medievales, 47/1, p. 159-175. DOI: http://dx.doi.org/10.3989/aem.2017.47.1.06
Traducció al portuguès: 2017, Roda da Fortuna, 6/2, p. 111-127.
http://goo.gl/3e7LdL