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El consumo de plantas silvestres ha sido básico en la dieta de cazadores recolectores y un importante complemento en las sociedades agrícolas, pero su consumo es muy reducido en nuestros tiempos. A pesar de que las plantas silvestres no están presentes en la alimentación de la mayoría de nosotros, los últimos años han visto como un sector de la población esta volviendo a tomar interés en estos alimentos, en parte debido a sus propiedades nutritivas y farmacéuticas, y en parte debido al deseo de llevar estilos de vida mas cercanos al medio ambiente.

El resurgimiento de este interés ha llevado a profundizar en el conocimiento de las plantas silvestres que comúnmente se consumían en nuestro país hasta hace poco. En esta investigación etnobotánica llevada a cabo por investigadores de la UAM en colaboración con el IMIDRA y el ICTA de la UAB se ha analizado el uso tradicional de las plantas silvestres comestibles en la comarca de Gorbeialdea (Bizkaia).

El trabajo de campo se llevó a cabo entre 2008 y 2010 y se entrevistó a 103 informantes sobre las plantas silvestres que tradicionalmente se usaban como alimentos. Registramos el uso comestible de 49 especies, de las que del 45% se comían los frutos. Muchas plantas también se masticaban (aunque no se ingerían) con el objetivo de “engañar” el hambre o la sed mientras se hacían tareas en el campo. Prácticamente no se citaron usos condimentarios y en general la costumbre de condimentar las comidas con hierbas es considerada ajena a la tradición local y propia de otras culturas.

Muchas de las especies más citadas coinciden con las registradas en otras regiones del norte de la Península Ibérica (endrino -Prunus spinosa-, mora -Rubus ulmifolius-, castaño -Castanea sativa-, fresa -Fragaria vesca-, acedera –Rumex acetosa-, arándano -Vaccinium myrtillus- y madroño -Arbutus unedo-). Sin embargo, nuestro estudio también muestra que esta es una zona singular, ya que documentamos algunas especies y usos que no habían sido previamente registrados en la literatura etnobotánica ibérica, o solo escasamente. Por ejemplo, en la zona de estudio se documentó el consumo de las hojas de haya (Fagus sylvatica), los piñones del pino de Monterrey (Pinus radiata), y los brotes del helecho (Pteridium aquilinum) son algunos ejemplos de usos específicos.

Nuestro estudio también destaca que en investigaciones etnobotánicas es fácil pasar por alto plantas que socialmente están estigmatizadas. Es el caso de las bellotas de robles y encinas (Quercus robur, Q. ilex). Su consumo está asociado a una serie de valores negativos, como por ejemplo, que causa enanismo, que es consumida por maketos (forma despectiva de referirse a los inmigrantes de origen español) o que es alimento para ganado, sobre todo para cerdos. Esto hace que prácticamente ningún informante se refiera a su uso de forma espontánea. De hecho, la mayoría de informantes que se refirieron a su consumo, lo hicieron al término de la entrevista después de preguntarles directamente si habían consumido bellotas de roble o encina.