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Universitat Autònoma de Barcelona

"La educación ambiental ha de estar integrada en la educación de la persona"

24 oct 2022
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La pedagoga Heike Freire estudia desde hace más de 25 años cómo transformar la educación y el desarrollo humano desde los valores del cuidado y el amor a la naturaleza. Un enfoque educativo al que llamó pedagogía verde, que explica y desarrolla en sus tres libros, Educar en verde, traducido a seis idiomas, ¡Estate quieto y atiende! y Patios Vivos, y sobre el que imparte conferencias, cursos y talleres por todo el mundo. Recientemente ha inaugurado el curso 2022-2023 de la Facultad de Ciencias de la Educación.

Heike Freire

“Necesitamos una transformación cultural para abordar nuestra relación con la Tierra de otra manera”

- ¿Qué es la pedagogía verde y qué propone?

- Es un enfoque educativo que se interesa por los problemas medioambientales desde la perspectiva humana. La pedagogía verde está en el vértice entre la educación ambiental y la educación reglada, que yo llamo de ciclo de vida. La propuesta es unificarlas. Hasta ahora la educación ambiental ha estado dominada por una visión tecnocrática y muy enfocada a cambiar conductas. Pero hay una manera más profunda de educar medioambientalmente, que es trabajando la construcción de la persona como un sujeto vinculado a la tierra y la naturaleza. Se trata de acompañar el desarrollo integral humano en este sentido, porque es beneficioso para nosotros y porque de esta manera nuestra relación con la naturaleza será mejor y más respetuosa.

- ¿No basta con la educación ambiental?

- Se trata de darnos cuenta de que la educación ambiental debe estar integrada en la educación de la persona. Estamos hablando de que necesitamos una transformación cultural para abordar nuestra relación con la tierra de otra manera. No solo consiste en que una persona recicle, sino en cómo se construye esta persona en relación con el mundo. Que sea consciente de que su plenitud y felicidad y la de los demás seres son interdependientes.

- Usted considera que los problemas medioambientales son problemas humanos.

- No son solo problemas técnicos, desde luego. Gustav Speth, que fue asesor de la Casa Blanca para el cambio climático, creía al inicio de su carrera, que los principales problemas medioambientales eran el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas. Treinta años después se dio cuenta de que en realidad eran el egoísmo, la codicia y la apatía. No es solo una cuestión de los científicos, también de los educadores y pedagogos.

- ¿Somos sensibles en España con el enfoque educativo de la pedagogía verde?

- En este país tuvimos una sensibilidad con la naturaleza antes de la dictadura, ya con educadoras como Rosa Sensat o centros como la Institución Libre de Enseñanza. Fuimos de los primeros países en los que hubo escuelas en el bosque y a los que venían maestros de fuera a formarse. Pero después hemos tenido una educación y muchas profesiones implicadas en la relación humana que se han llevado a cabo en espacios cerrados. Luego ha habido una emergencia importante, ya en las últimas décadas. Ha crecido mucho el interés por recuperar este contacto con la naturaleza, sobre todo a raíz de la pandemia.

- ¿Cuál es la situación ahora?

- Creo que estamos bastante bien a nivel educativo. Hay muchas escuelas en las que los patios se están transformando en entornos más naturales y se utilizan para aprender. Está bastante asentada la idea de que niños y niñas necesitan desarrollarse en contacto con la naturaleza, algo fundamental porque es el entorno en el que la especie humana se ha completado a lo largo de su historia. No está pasando así en otros ámbitos, como en centros de mayores, prisiones u hospitales, donde queda mucho que avanzar en este sentido.

- ¿Qué beneficios tiene el enfoque de la pedagogía verde sobre valores y conocimientos de los niños?

- Yo utilizo un esquema en mis conferencias que resume los resultados de los estudios realizados desde mediados de los 70 hasta hoy en psicología ambiental, tanto en adultos como en la infancia, que demuestran el beneficio del contacto con la naturaleza. Sabemos que hay mejor desarrollo físico, salud e inteligencia emocional. Somos más resilientes, tenemos menos estrés, empatizamos más y cooperamos en vez de competir, somos más creativos y con mayor capacidad de atención y memoria. Y estos beneficios se dan a todos los niveles, por eso decimos que la pedagogía verde es una pedagogía holística, se dirige a todas las dimensiones del ser humano.

- ¿Es mejor potenciar la clase al aire libre?

- Sí, pero no se trata de estar fuera del aula igual que estamos dentro, haciendo lo mismo, sino de trabajar en relación con la naturaleza y modificar nuestra manera de estar, ver y tratar el mundo. No se trata de estar en un entorno natural, sino de cómo nos vinculamos a ese entorno. En la cultura occidental tenemos un gran problema con el concepto que tenemos de naturaleza. Es muy abstracto, como si no perteneciéramos a ella. En otras culturas el ser humano se ve como parte inseparable de ella. Si trabajamos la conciencia de pertenencia a la naturaleza, los niños se desarrollarán mejor y más integralmente.

- ¿Qué opina sobre el uso de las tecnologías digitales y cómo deben coexistir con la pedagogía verde?

- Soy bastante crítica. Afectan a la maduración cerebral, del sistema nervioso, al desarrollo sensorial y emocional, intuitivo, etc. Desde los primeros talleres que impartí, hace ya veinte años, hemos ido en sentido contrario a lo que otros expertos y yo recomendábamos a padres y educadores. La tecnología digital es una realidad con la que debemos convivir, la cuestión es cómo lo hacemos. Su introducción tendría que ser progresiva, con relación al desarrollo humano y las necesidades vitales de cada etapa. Es evidente que una criatura pequeña no necesita pantallas para desarrollarse y relacionarse con su entorno, sino que más bien le dificultan este aprendizaje.

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